Pachuca,
Hidalgo.- Era el año 1901, apenas iniciaba el siglo XX cuando el gobernador
Pedro L. Rodríguez, al frente de la administración estatal, escuchaba las voces
del pueblo que le reclamaba las mejoras materiales que le dieran prosperidad.
Se había dedicado a llevar a cabo diversas obras que eran apremiantes y de
mayor trascendencia, por eso ordenó que se construyera, en las cercanías del
pueblo de San Bartolo, el panteón de la ciudad en un terreno de aproximadamente
30 hectáreas, que era el lugar más apropiado para prevenir y conservar, hasta
donde fuera posible, la higiene de la población, ya que quedaba bastante
alejado del centro de la ciudad. En
la construcción se aplicaron recursos del gobierno y del municipio y se
implementó el servicio de carros fúnebres, coches para pasajeros y demás
anexidades de la vía férrea a aquel lugar, siendo entregada al municipio el
primer día de ese año, fecha en que definitivamente fue cerrado el antiguo
panteón del ex convento de San Francisco, dejando así de ser grave foco de
insalubridad. El panteón
municipal de Pachuca, lugar de enterramiento de los cadáveres de las personas,
está ubicado sobre la carretera Pachuca-Actopan, actualmente Boulevar Minero, y
fue inaugurado el 1 de enero de 1901. Su espacio original se saturó en 1996, lo
cual hizo que se aumentara una segunda sección, con extensión de casi 6
hectáreas; esta ampliación se realizó en la administración del alcalde Rafael
Arriaga Paz, en el terreno que pertenecía al Rancho de Canoa.